miércoles, 26 de febrero de 2014

TATIANA.- Por Fernando Martínez López

Tatiana tiene doce años y hace ya uno que se le ha puesto cara de mujer. Justo el tiempo que hace que su madre la abandonó a su padre, a ella y sus dos hermanos pequeños.

Tatiana desde entonces se levanta temprano para preparar el desayuno de sus hermanos y la comida del padre que se lleva al trabajo en la bananera. Lava y peina a sus hermanos pequeños y salen los tres muy temprano, camino de la Escuelita, donde aprende a leer la vida y escribir sus sueños. Me la encontré cerca de la parroquia y se ofreció a enseñarme su Zoo a cambio de un donativo voluntario. Porque Tati tiene un Zoo Mágico y allí andan en sus jaulas de madera un guacamayo rosa, un tucán negro, una serpiente de agua, un perico azul, una iguana renqueante y un loro que no calla.

Tati me sacó un dólar por la visita que inmediatamente guardó en su chanchito de barro para hacer realidad su sueño, ser manicura. Le gusta decorar las manos como querría decorar la parte más dura de la vida. Se levanta a las cuatro de la mañana todos los días y me confesó su secreto…pone, en su cabaña de caña, el viejo televisor sin voz para no despertar a nadie y poder ver a su programa favorito: ¡los dibujos animados! Porque Tati, además, es una niña. 

Ayer recibió carta de Laura, su madrina española de escuela, que todos los años le paga los sesenta euros que cuesta la comida de la escuela. Me preguntó qué significa la palabra DESHAUCIO y se lo dije. Tati no dijo nada. Rompió su chanchito de barro y me dio una carta para Laura con un poco de polvo de las alas de su mariposa mágica y siete dólares ahorrados para que Laura pudiese pagar el primer microcrédito de una cabaña de caña allá en España. Tragué, como pude, la amarga saliva de la vida…Tati tiene padrino nuevo. 
 
Fernando Martínez López
-Categoría La Rioja-

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