miércoles, 26 de febrero de 2014

JUANITO “EL MANCO”.- Por Inma González


Al primer voluntario que conocí, sin saber, creo que ni él ni yo que lo era, lo veía subir y bajar con su barca por el río, con el torso desnudo y pantalones de faena, cuando yo iba a nadar o a remar al Ebro como hacían la mayoría de los niños y jóvenes de Logroño en aquella época. Acudíamos, pobres y ricos, ya que en aquel tiempo no había piscinas, aunque unos tenían la suerte de que sus padres les enseñasen a nadar y otros aprendían a nadar como podían mientras sus madres lavaban la ropa. 

Era un hombre afable pero solitario, pescador desde los 8 años, su existencia no fue fácil, su hermano murió ahogado en el Ebro, pero esto no le hizo separarse del río, era su vida, allí pescaba los peces que más tarde vendía en la Plaza y allí, en el recodo del río donde los remolinos resultaban traicioneros, tenía su modesto chiringuito al que acudían habitualmente pescadores y familias que querían disfrutar una sencilla merienda entre chopos y olmos en el Pozo Cubillas. A él le gustaba decir: “Cuando no me daban trabajo en ningún sitio el Ebro fue el único que no me preguntó nada”

Le gustaba advertir a los bañistas de los peligros del río, pero el Ebro es traicionero y de forma voluntaria decidió ayudar a todo el que estuviese en peligro. Salvó muchas vidas, unos dicen que 14, otros que 20 y otros que más.

Se le podía encontrar también a la puerta del “bar Turis”, remendando sus redes, construyó una de 60 metros que destinó al rescate de ahogados, o por San Bernabé compitiendo en la Travesía de los Puentes, carrera de natación que casi siempre ganaba él, Juanito “El Manco”, porque SÍ, le faltaba un brazo al “Tarzán de la Playa”. 

Inma González
-Categoría La Rioja-

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