jueves, 13 de febrero de 2014

TARDE GRIS EN NINGUNA PARTE.- Por Amalia Ovín Rodríguez

No fue el hecho de que fueras voluntaria en la Cocina Económica y cada noche me dieras un plato de comida caliente con una sonrisa. No fue el hecho de que siempre tuvieras buenas palabras para todos. Fue el hecho de que dijeras mi nombre y te sentaras conmigo en el bordillo de una calle cualquiera como si no tuvieras nada mejor que hacer. Fue el atisbo de esperanza que despertaste en mi interior con tus ojos amables y tus historias sin importancia. Fue el que me hicieras sentir persona, que me dieras la identidad que otros me quitaban cuando, creyéndose buenos, dejaban caer veinte céntimos en mis manos heladas.

Fue, simplemente, que estuvieras conmigo aquella tarde gris en ninguna parte.

Gracias. Mucha gracias, porque “lo único capaz de salvar a un ser humano es otro ser humano”. Quien lo dijo no sabía la razón que tenía.

Amalia Ovín Rodríguez
-Categoría La Rioja-

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