jueves, 13 de febrero de 2014

OLVIDOS IMPORTANTES.- Por Ramoni Valverde López

Pasaba horas mirándola en su inmovilidad, buscando rasgos de su madre, esperando que su sonrisa saliera a flote y le diera una pista de que seguía allí, de que debajo de esa cara sin expresión, seguía estando esa madre que lo llenaba todo, incluso cuando quería pasar desapercibida. Pero lo más difícil, era darse cuenta de que el mayor miedo, ya no era a que su madre no la reconociera, sino a dejar de reconocer a su madre en aquella mujer impasible.

Estefanía, se ofreció voluntaria para leerle o explicarle cosas de su vida, que previamente le habían escrito sus hijos, para intentar hacerle rescatar, todo aquello que la había hecho estar viva y que su olvido, la alejaba cada vez más. 

Ella la miraba con esa tristeza que los paralizaba a todos, envidiando esa alegría del que se sabe ajeno, y agradeciendo cada palabra amable y paciente, cada caricia, cada sonrisa, pero sobre todo, el cariño con el que la trataba, que era casi, el único sentimiento que su madre reconocía. 

A cambio, su madre le brindaba aquellas miradas llenas de sorpresa e ilusión, al recordar o descubrir, lo feliz que fue el tiempo que pasó de niña en la Ribera; su boda con Esteban, después de ocho años hablando por la ventana; de cómo hizo para no separarse nunca de sus padres; del nacimiento y nombre de sus cinco hijos, de lo mucho que los quería y la querían, y de cómo consiguió que fuesen niños felices y adultos honrados y honorables, a pesar de todos  los momentos difíciles, momentos que ella, hacía tiempo que había olvidado, pero esta vez, voluntariamente.

Estefanía fue aire fresco en sus vidas, contribuía a un mundo mejor para todos, aunque lo que realmente mejoraría el mundo es que estuviese prohibido olvidar todo aquello que se ama.

Pero ni Estefanía ni nadie pudieron aliviar los momentos más duros. De entre todos, ella siempre recurría a aquel, en  el que sentadas en la cama, e indefensas ante el olvido, miró a su madre, y le dijo, “¡Ay mama, si supieras cuánto me querías!” y en aquel instante, su madre volvió a ser su madre, y echó la cabeza sobre su hombro, a modo de perdón. 

Perdón, no por haberla olvidado, sino por olvidar que la quería, más de lo que ella misma se había querido nunca. 

Ramoni Valverde López
-Categoría La Rioja-

3 comentarios :

  1. ¿No supera el máximo de 20 líneas?, creo que como mínimo tendrá 30.

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  2. Buenos días!
    Respondiendo la inquietud de la extensión del relato: como medida para el concurso se piden unas 20 líneas en formato A4, es decir, escritas en Word, para mantener un estándar, y este relato, al igual que el resto de los aquí publicados cumplen ese criterio.
    Puede pasar que al ver el mismo relato en otros programas (como en un blog, o incluso al leerlo desde la pantalla de un teléfono móvil) por temas de diseño, la cantidad de líneas de texto varíen, debido a la diagramación del sitio.
    Saludos!

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