miércoles, 26 de febrero de 2014

QUERIDO ROBERTO.- Por Gonzalo Carretero Martínez

Querido Roberto: Empecé a trabajar con vosotros como voluntario movido por mi propia experiencia. Yo también tanteé con las drogas a muy temprana edad por lo que conozco de primera mano el mundo en el que tú y los otros chicos os estabais metiendo. Yo he sentido, igual que vosotros, esa tristeza constante que parecía no tener fin. El sentimiento de apatía que te llena al sentir que no encajas. Y yo quería estar ahí para serviros de apoyo. 

La primera vez que os vi, el reflejo de un “joven yo” estaba en cada uno de vuestros rostros. Os sentíais en la cresta de la ola, dispuestos a continuar consumiéndoos en busca de una falsa gloria. Habíais perdido el gusto por vivir y solo os interesaba vuestra fruta prohibida. No erais capaces de respetar ni a vuestras familias, que lo han sacrificado todo por vosotros. Era todo un poema lo que reflejaban vuestras miradas vidriosas y frías cada vez que levantabais la cabeza. 

Estuve trabajando contigo, con Pedrito y los demás durante tres largos años en los que os dediqué todo el tiempo libre que tenía. Quería que no cometieseis los mismos errores que yo para evitaros los palos que la vida os iba dar. Mis únicos objetivos fueron inculcaros algo de sentido común en esas cabecitas vuestras y enseñaros lo que significa realmente sentirse vivo. Que aprendieseis a buscar aquello que os llenase de verdad y fueseis felices. 

Sin embargo, ahora tengo que escribirte esta carta en trágicas circunstancias. Tus amigos lograron salir e hicieron por ti mucho más de lo que yo llegué a hacer nunca. Has dejado un inmenso vacío en los corazones de todos con tu partida. Espero que hayas aprendido algo de ésta vida. Con todo mi sentimiento, Gonzalo.


Gonzalo Carretero Martínez
-Categoría General-

No hay comentarios :

Publicar un comentario